Implica tomar decisiones para maximizar los rendimientos y el valor de los activos, optimizar los riesgos, gestionar la posible obsolescencia y aumentar su sostenibilidad/ESG. Esto puede incluir la compra, venta, mejora y gestión de propiedades, así como decisiones sobre la optimización financiera de la cartera inmobiliaria para inversores, REITs, oficinas familiares y inmuebles corporativos en general.